Luisa R. Novelúa |
Las
palabras que ha aprendido por la noche durante las largas esperas
caen en el saco roto de Morfeo, que va sembrándolas en su deambular
caprichoso por los sueños. Quizá por eso casi nunca las encuentra a
la mañana siguiente, como si no hubiesen existido, y solo la asaltan
cuando, tras haber germinado, van ocupando tanto espacio que invaden
sus pesadillas.