(Luisa R. G. Novelúa) |
Nos lamentamos, hipócritas, de no haberlo visto
venir bajo el paraguas multicolor que llevaba a todas
partes, lloviese o no, desde el funeral del abuelo.
Después
de obligarnos a frenar bruscamente para no atropellarlo, se subió al coche con
la naturalidad de quien ha sido invitado. A mi hermana le dio un ataque de
risa, probablemente provocado por los efluvios tóxicos del perfume, y papá
aceptó con resignación que el repeinado anciano nos acompañara.
A
quien no sorprendió su visita fue a la abuela. Llevaba tantos años esperando
que le devolviese aquel paraguas que, por primera vez desde que la ingresamos
en la residencia, la vimos sonreír.
Paraguas con regalo, je je. Me gusta mucho Luisa.
ResponderEliminarSaludos.
Me alegra que te haga gustado, Miguel. Un abrazo.
EliminarSea como sea has rodeado la historia para acabar con esa sonrisa de la abuela. Ese abuelo promete. Mucha suerte para la próxima. :)
ResponderEliminarEsa sonrisa invita a pensar que ha merecido la pena aprovechar la nueva oportunidad que les ha ofrecido la vida. Gracias, Juan Antonio. Un abrazo.
EliminarUna sonrisa vale más que mil paraguas! Claro que sí!! jeje...
ResponderEliminarVivan las segundas oportunidades!
Suerte la próxima Luisa!
:)
Gracias, Pulga. Ojalá siempre tuviésemos una segunda oportunidad. Besos.
EliminarNunca es tarde, me ha gustado esa segunda oportunidad, pero sobre todo, el camino por el qu enos has llevado a ella. Buen despojo, compi ;)
ResponderEliminarEva, muchas gracias. Seguro que aprovechamos la primera oportunidad que tenemos de participar en la microquedada para pasarlo genial! Besos.
EliminarQué bonito relato Luisa, sabes narrar minutos preciosos de existencia. Leo tu relato y veo un paraguas gigante multicolor y varios personajes en blanco y negro. Se me estará estropeando la mirada ?? un beso
ResponderEliminarMe gusta mucho esa imagen del paraguas que pone una nota de color en un mundo en blanco y negro. Muchas gracias, Lourdes. Besos
EliminarBien presentada la ternura y la ilusión de los ancianos. Entrañable.
ResponderEliminarUn abrazo.
La ilusión mueve montañas, independientemente de la edad. Gracias, Rafa. Un abrazo
EliminarUn buen relato Luisa, no solo por la sonrisa con la que acaba en su giro final, sino por la que sacas del lector, que tambien tiene su mérito.
ResponderEliminarBuen intento, Suerte para la siguiente semana.
Saludos.
Muchas gracias, Alfonso. Me alegra que mi historia te haya hecho sonreír. Un abrazo.
EliminarHola Luísa. Me gusta ese final de la abuela y esa oportunidad de recoger el paraguas perdido e incluso algo más. Es tierno y muy visual, felicidades. Suerte par ala próxima
ResponderEliminar.Besicos muchos.
Nani, ese paraguas puede ser la llave para dar sentido a lo que, parece, quedó truncado en el pasado. Muchas gracias por leer y comentar mi relato. Besos
EliminarHas narrado maravillosamente una historia dulce. La primera con sabor a azúcar que voy leyendo. El objeto del paraguas es muy gráfico y actua como envolvente de una escena muy bonita, con esa sonrisa final de la abuela.
ResponderEliminarFelicidades y un abrazo desde mis palabras.
Gracias, Laura! La frase del comienzo sí se prestaba más para otro tipo de historia. Quizá por eso me apetecía darle un enfoque diferente, en este caso, tierno. Besos
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