(Luisa R. G. Novelúa) |
Y regresé al cielo cuando su
coleta pelirroja voló al girar la cabeza para mirarme durante unos segundos.
Quién se acordaba ya de su risita maléfica cada vez que yo tropezaba en una
sílaba, o de los cuchicheos con sus amigas si el guaperas de Lucas se pavoneaba
en el gimnasio.
Una
nube de felicidad volvió a elevarme de golpe, igual que el día en que su naricilla
pecosa se asomó por primera vez a mi vida. Desde aquella altura todo era tan
ideal que parecía imposible que allá abajo se estuviesen fraguando nuevas
torturas para mí.
Que tierno relato de un primerísimo amor. Me ha gustado mucho, y en la forma creo que se parece a los que escribo yo.
ResponderEliminarSuerte para la próxima.
Gracias, Asun. Me alegra que te haya gustado. Cuánto pueden a torturarnos esos primeros amores platónicos. Un beso.
ResponderEliminarLuisa, me estaba sonando Alain Silvestri - Fast Foward (de la banda sonora de Serendipity) mientras lo leía, muy despacio. La manera como has cerrado me ha gustado mucho. De esos relatos que vuelves a re-leerlos solo por gusto. Un saludo y suerte para la semana que viene :)
ResponderEliminarJuan Antonio, muchas gracias. Y reelerlo con Fast Foward de fondo... no se me habría ocurrido, pero "suena" bien. Besos.
ResponderEliminarHola, Luisa.
ResponderEliminarRealmente es precioso el entorno que dibujas y los sufrimientos que nos proporcionan esos primeros amores, pero también los gozos.
Precioso, Luisa.
Un beso.
Muchas gracias, Towanda. En esos albores una simple mirada puede elevarnos al cielo o arrojarnos al infierno. Besos
EliminarBonito relato Luisa. Esos primeros amores que relatas pueden ser inolvidables, o verdaderamente torturadores, aunque en la vida todo pasa.
ResponderEliminarCon tu permiso me quedo por aquí para leerte mas de cerca.
Saludos.
Totalmente de acuerdo, Alfonso. Y estoy encantada de que visites mi casa virtual cuando te apetezca. Besos.
ResponderEliminarMe parece una oda al amor platónico. Me falta encajar "desde aquella altura". Un saludo.
ResponderEliminarLorenzo, muchas gracias por leer y comentar mi historia. Por tradición, por lo menos judeocristiana, el "cielo" está arriba y el "infierno", abajo. Y desde el principio sabemos que el protagonista ha regresado al "cielo". Esa es mi intención, cuando digo "desde aquella altura", es decir, desde el "lugar" al que lo ha elevado la "nube de felicidad". Agradezco mucho tu apreciación aunque, la verdad, no acabo de entenderla, pero probablemente es problema mío. Besos
ResponderEliminarLuisa me ha gustado mucho tu micro. Refleja muy bien esa adolescencia y la crueldad de los que nos rodean cuando algún desfestillo tenemos.
ResponderEliminarsuerte par ala próxima.
Besicos muchos.
Muchas gracias, Nani. Besos.
Eliminarcorto pero impactante
ResponderEliminarMuchas gracias, Miguelo. Me alegra que no mi historia no te haya dejado indiferente. Un abrazo.
EliminarY así somos, que nos vamos a las nubes y no nos bajan ni a pedradas, je je.
ResponderEliminarAbrazos Luisa.
Y es que en las nubes no se está tan mal.... Muchas gracias, Miguel. Un abrazo.
EliminarQue bonito es flotar en la nube del amor ciego. Muy bonito, Luisa. Un beso.
ResponderEliminarLo malo es cuando uno se cae... Jejeje. Un bezaso, Eva. Besos.
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