Luisa R. Novelúa |
Sin saber por qué, le di un puñetazo
en el hígado. Mi perplejidad, tan sincera como el dolor del pelirrojo que se
retorcía sobre el tatami, no impidió que me descalificasen en la final. Pero lo
peor fue la cara de decepción de mi padre, su silencio de vuelta a casa, la
frialdad con que escuchó mi decisión de encerrarme en la habitación.
Por
eso me extrañó que a la mañana siguiente rescatase las cañas del trastero.
Estábamos en plena temporada de pesca y era tanta mi alegría, que no me di
cuenta de que en el salón ya no colgaba su medalla de plata.
Bueno, si lo hay que sea limpiamente ¿no' ja,ja. Besitos, guapa y a seguir con ello.
ResponderEliminarPero si tiene que ser para cumplir los sueños incumplidos del padre, casi mejor, no... A este niño parece que lo que le gusta es la pesca, no las artes marciales. :)) Gracias, por la visita, Eva. Un besiño.
EliminarHola, Luisa.
ResponderEliminarHay que mantener las aficiones y las tradiciones.
Un abrazo y seguiremos intentándolo, ¡qué remedio!
Gracias, Towanda. Y sí, hay que seguir intentándolo. Yo, la verdad, me lo paso bien haciéndolo. Un beso, guapa!!
EliminarQué complicado es esto de la parternidad/maternidad.... la mejor manera de enseñar es el referente. Mucha suerte para el 2015 y que nos dejes muchos muchos relatos. Un abrazo .)
ResponderEliminarMuy complicado, Juan Antonio, aunque casi todos/as hacen lo que creen que es mejor para sus hijos.
EliminarGracias por los buenos deseos, que son recíprocos. Un beso.
Que los hijos sean los que elijen su propio destino. Buen intento. Suerte en la próxima!!
ResponderEliminarBesos.
Muchos padres quieren realizar a través de sus hijos lo que ellos desearon y no consiguieron. Pero cada personas es única y debe elegir, como muy bien dices, su propio destino.
EliminarMuchas gracias, Juancho. Besos.