Luisa R. Novelúa |
Las besa con suma conciencia para no equivocarse
de nuevo. Sin embargo, tampoco reaccionan. Decepcionada, sale de la habitación
y las deja a oscuras, aunque es ella la que se siente castigada. Mientras
deambula por la casa vacía, atenta a la puerta del recibidor, se pregunta qué ha
hecho mal esta vez, por qué Blancanieves sigue hechizada. Y la rana y ella,
también.
Muy bueno. Esa vuelta de tuerca es magnífica.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Me alegra mucho que te guste, Nani. Un besazo.
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