miércoles, 22 de enero de 2014

Alta diplomacia

(Luisa R. G. Novellúa)

Una lágrima asoma a los ojos rasgados de la emperatriz cuando el jefe de los eunucos le comunica que la rebelión de los bóxers ha fracasado. Pero la muestra de debilidad apenas dura un par de minutos. Recompone el semblante impasible, y su voz hiere como un estilete de hielo cuando ordena le ejecución de los ministros sospechosos de simpatizar con los rebeldes. Sin mudar el gesto, envía una invitación a los embajadores europeos para tomar una taza de té a las cinco en la Ciudad Prohibida.


 Finalista IV Premio Twinings de Historias de Té

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