(Luisa R.G. Novelúa) |
Lleva horas durmiendo en su cunita como un ángel, ajeno a la pelea de sus padres en la alcoba de al lado. Entre sollozos, ella lo acusa de una nueva infidelidad, esta vez con una de sus hermanastras; él le reprocha su desgana desde que nació el niño y el aspecto desaliñado que la ha devuelto a su esencia.
Un
estallido de cristales rotos lo despierta sobresaltado. Rompe a llorar y su
madre corre cojeando a cogerlo en brazos. Su padre elige al azar una de las
escopetas, pero será en vano: ya no queda ni una sola perdiz en todo el reino.
Dos microrrelatos con el mismo comienzo. Presentados a REC.
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