(Luisa R. G. Novelúa) |
―Una semilla en esta tierra desolada ―susurró
mientras dibujaba un surco con la punta de su bota.
Mantuvo
la mirada desafiante hasta que la actriz que interpretaba a su hija se acercó
para abrazarlo y darle la enhorabuena. Acababa de rodar la última escena, y las
felicitaciones de todo el equipo consiguieron emocionarlo. Nunca se había
entregado tanto a un personaje como al de aquel campesino desahuciado pero de
dignidad inquebrantable. Cuando leyó el guion pensó en su padre y en el consejo
que no quiso seguir. No podía quitárselos de la cabeza mientras viajaba de
vuelta a su mansión, un desierto lleno de cosas inútiles.
Una bella lección Luísa. Muy bonito el micro.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Muchas gracias, Nani. A veces tardamos demasiado en saber qué es lo que realmente importa. Un beso.
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