(Luisa R. G. Novelúa) |
Nuestros mismos ojos se
negaron a mirar lo que había sucedido y, con la sincronía de una danza bien
ensayada, nos dimos media vuelta y salimos corriendo como galgos detrás de una
liebre.
No
hicieron falta despedidas cuando nos separamos, cada uno para su casa, ni
llamadas que sellasen un pacto de silencio, ni gestos de complicidad si, por
causalidad, nos cruzábamos en la playa.
A
pesar de que la pandilla de verano se deshizo nada más nacer, seguro que
ninguno ha olvidado aún a aquella mujer tapándose horrorizada la cara cuando
vio la piedra que dejamos caer desde el viaducto.
Hola Luisa. No me queda claro si es solo una gamberrada o al final le hicieron mucho (pero mucho) daño a ese mujer. Tampoco creo que eso sea importante. La historia funciona igual de bien sin necesidad de saberlo, y seguro que es culpa mía si estoy interpretando algo mal. Me quedo con eso, que el micro funciona muy bien, que seguro que evoca recuerdos en quién lo lee y que muy probablemente les ha dado un enfoque a la frase de inicio bastante singular. Enhorabuena y mejor suerte para el próximo. Un saludo. :)
ResponderEliminarJuan Antonio, en primer lugar,muchas gracias por leer mi micro y dejar tu comentario.
ResponderEliminarTambién podría ser una reacción refleja de la mujer: taparse los ojos para no ver lo parecía estar a punto de suceder.
Un abrazo.
A veces es lo más cómodo o lo que se hace cuando se tiene miedo. Salir corriendo y no ver la realidad. Muy bueno Luísa.
ResponderEliminarBesicos muchos
Si, a veces nos da miedo hacer frente a las consecuencias de lo que hacemos y preferimos no ver, esfumarnos. Nani, muchas gracias. Besos
EliminarHola Luisa yo me imaginé lo más trágico. Me imaginé a la mujer directamente aplastada por la piedra. Y a los muchachos pensando en que los actos tienen consecuencias. Me gustó porque leyéndolo me imaginé la historia como vuelta atrás. Y me imaginé esa imagen que llevarían siempre. Esa milésima de segundo que te das cuenta que algo que has echo no deberías haberlo echo pero ya no hay marcha atrás. La vida es así, un paso adelante... a pesar de todo.... un abrazo..
ResponderEliminarEfectivamente, Lourdes, a veces aún hemos acabado de hacer algo y ya lo estamos lamentando. Pero la vida,en ocasiones, no nos permite rectificar. Muchas gracias. Un beso.
EliminarMe ha gustado Luisa, esa tragedia final no explícita pero que se puede imaginar fácilmente le da todo el sentido al resto. Pactos de silencio de por vida que pesarán seguro en sus conciencias...( o no...)
ResponderEliminarSuerte la próxima!
;)
Es probable que les pese sobre la conciencia esa travesura /gamberrada, sobre todo, cuando sean adultos.
EliminarMuchas gracias, Pulga. Un beso
Me parece un microrrelato redondo. Como esa pandilla desaparece intentando olvidar cuanto antes aquel desagradable incidente que les marcará para toda la vida a ellos. Y pobre mujer ser el blanco de una gamberrada o imprudencia.
ResponderEliminarMucas gracias, Lorenzo, por leer y comentar mi relato. Besos.
EliminarTremenda imagen final. Me gustan los relatos con sorpresa.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa.
Muchas gracias, Rafa. Un abrazo.
ResponderEliminar