lunes, 9 de noviembre de 2015

Lo último que se pierde

Luisa R. Novelúa

Salen sigilosamente de las habitaciones de sus hijos ausentes, como si el ruido más leve pudiese retenerlas contra su voluntad. Ya no pueden hacer nada más, parecen decirles mientras se alejan sin remordimientos. Y ellos, impotentes, arrasados, perdidos, no saben qué hacer con los recuerdos. Hasta que una ráfaga abre de golpe las ventanas e irrumpen de nuevo, caprichosas, para volver a amarrarlos a la espera.