martes, 4 de marzo de 2014

La invasión

(Luisa. R. G. Novelúa)

Tanto visitante inesperado la tenía desconcertada y no sabía cómo recibirlos. Encerrada en casa desde hacía años, su primera reacción fue parapetarse tras la puerta a la espera de que, cansados de llamar, pasasen de largo. Pero fue inútil. Entraron con el ímpetu de un ciclón, sin pedir permiso, ocuparon cada hueco de las habitaciones y arrasaron con todo.

Sin embargo, en lugar de enfadarse, o de tener miedo o de luchar para expulsarlos, no podía dejar de sonreír. Quién se lo iba a decir, a su edad, se había vuelto a enamorar.

8 comentarios:

  1. Me parece una historia llena de ternura y amabilidad. Con poco dice mucho. Además está muy bien contada. Abres el fuego de la andanada de despojos dejando una buenísima apuesta. Mucha suerte para el próximo. :)

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  2. Es muy bonito Luísa. Como dice Juan Antonio, reboza ternura ese final tan dulce. Felicidades.
    Besicos muchos.

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    1. Nani, muchas gracias! A veces apetecen historias con finales felices, o no... porque la protagonista parece que está un poco escaldada y a ver cómo le va esta vez. Besos.

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  3. Suele pasar, se tiene miedo a lo desconocido o prejuicios hasta que se degusta la experiencia. Está bien eso de relacionarse tanto ja,ja. Muy tierno, Luisa.Un beso

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    1. Sí, Eva, solemos ser reacios a lo desconocido, y también a lo conocido que nos ha hecho daño. Gracias por tu comentario. Un beso

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  4. Siempre da miedo volver a abrir las puertas, está bien que a veces nos la derriben. Muy bien descrito Luisa.

    Abrazos.

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    1. Hay sentimientos y emociones que queremos evitar pero, como en este caso, llegan inesperadamente y no hay puerta que los detenga. Un beso y gracias por tu comentario.

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