lunes, 3 de noviembre de 2014

La nariz

Luisa R. Novelúa

El muñeco fue el primero en cerrar los ojos porque intuyó lo que iba a suceder. Los demás lo hicieron cuando la escena empezó a incomodarlos y después se fueron marchando en silencio. En el caso de que los llamasen a declarar, negarían haber sido cómplices por omisión. Pero él sabía que era el único que no saldría indemne de la mentira.
                             

12 comentarios:

  1. Me gusta mucho tu imagen de muñecos-avestruz y la manera en la que has dejado vendido al pobre Pinocho. Me parece un relato divertido, original y además descrito con poquito. En una semana muy difícil creo que has rayado muy, muy alto. Suerte para la próxima :)

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    1. Es probable que a Pinocho le gustase ser un muñeco-avestruz, pero no puede. Juan Antonio, muchas gracias. Una brazo.

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  2. Bien Luisa buen texto que aprovecha para tocar la cobardía, la falta de compromiso de los muñecos y de las personas y que cada uno aguante su vela.
    Abrazos

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    1. Lo de mirar para otro lado (o cerrar los ojos) es más frecuente de lo que debiera en muchos ámbitos de la vida. Mientras no nos afecte directamente... Un abrazo, Manuel, y gracias por la visita.

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  3. Qué jodido lo de no poder mentir, qué mal preparado para la vida moderna está el pobre, je je. Que no se dedique a la política.
    Besos Luisa.

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    1. Jajaja. Sí, pobre Pinocho. Lo lleva "crudo" para sobrevivir en este mundo. Gracias, Miguel. Besoss

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  4. Muy actual tu micro. Se podría aplicar a muchos de los personajes que nos acompañan día a día. Felicidades Luísa.
    Besicos muchos.

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    1. De trise actualidad, podríamos añadir. Muchas gracias, Nani. Besosss

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  5. Coincido con Juan Antonio. Con pocas palabras nos relatas una historia muy visual y con un protagonista que nos aparece al final dándole una ultima vuelta de tuerca al relato.

    Buen trabajo Luisa.

    Suerte para la próxima.

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