martes, 4 de febrero de 2014

Con profesionalidad

Suspiró profundamente y recogió dos cubiertos que él acababa de tirar al suelo. Lo hizo con la diligencia de siempre, aunque hubiese preferido agarrarlo de una oreja y arrastrarlo hasta el fregadero. Sin embargo, mantuvo la sonrisa que vestía cada noche, le sirvió otra copa de vino y ni se inmutó cuando la despidió con gesto desdeñoso.
Pero apenas pudo reprimir un aplauso cuando la mujer que apareció de repente, tan distinta a la que lo acompañaba a cenar, lo paralizó con la mirada y le dio una bofetada que resonó en todo el restaurante.

9 comentarios:

  1. Muy bien dada esa bofetada.
    Buen despojito.
    Besicos muchos.

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  2. Siempre habrá alguien que hará justicia. Por lo menos nos queda esa esperanza. Precioso relato Luisa.

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  3. Gracias, Lourdes. Por lo menos es un fantasía que hemos tenido todos en alguna circunstancia de la vida. Besos.

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  4. Hola Luisa. Supongo que si se las has dado, es porque se la merecía (la bofetada). Mucha suerte para el próximo. :)

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  5. Una persona despechada siempre encuentra razones. Muchas gracias, Juan Antonio. Besos.

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  6. Una bofetada a tiempo....
    Suerte en la próxima. Besos.

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  7. Buen micro el tuyo entre esos 1.111 que se enviaron esta semana.
    ¡Venga! ánimo y a por el piano en el huerto.
    Un besazo de Laura.

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